jueves, 13 de diciembre de 2012

Fragmento de “El incivil maestro de ceremonias Kotsuké no Suké” de J.L.Borges



…Kira Kotsuké no Suké, razón ignominiosa de esas lealtades, no aparecía. 

Lo buscaron por todos los rincones de ese conmovido palacio, y ya desesperaban de encontrarlo cuando el consejero notó que las sábanas de su lecho estaban aún tibias. 
 Volvieron a buscar y descubrieron una estrecha ventana, disimulada por un espejo de bronce. 

Abajo, desde un patiecito sombrío, los miraba un hombre de blanco. Una espada temblorosa estaba en su diestra. Cuando bajaron, el hombre se entregó sin pelear. Le rayaba la frente una cicatriz: viejo dibujo del acero de Takumi no Kami. 

Entonces, los sangrientos capitanes se arrojaron a los pies del aborrecido y le dijeron que eran los oficiales del señor de la Torre, de cuya perdición y cuyo fin él era culpable, y le rogaron que se suicidara, como un samurai debe hacerlo. 

En vano propusieron ese decoro a su ánimo servil. Era varón inaccesible al honor; a la madrugada tuvieron que degollarlo…




Era varón inaccesible al honor: que buena frase...





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