lunes, 20 de febrero de 2012

Novio oficial


Mirá, ya estoy aburrido
de hacerte el novio Leonor.
Si ya juré por mi honor
de que seré tu marido
no veo por qué motivo
cada vez que te visito
me encuentro: al sur tu papito
al oeste tu mamá
al este el tío Tomás
y al norte con tu hermanito.

Cuando yo me animo a hablar
para decir que te quiero
tu tío que fue bombero
me lo vuelve a recordar.
Tu padre lo hace callar
para hablarme de camiones,
tu mamá de los riñones,
tu hermano de River Plate
y vos, y vos en vez de animarte
te pican los sabañones.

Cuando te agarro las manos
tu madre te da el tejido.
Si quiero hablarte al oído
empiezan con: piano, piano...
Tu padre con el toscano
sabiendo que yo no fumo
me ametralla con el humo,
tu tío con otro incendio
y tu hermanito en el medio
jugando al oficio mudo.

Si no hay que podar la higuera
me toca arreglar la radio
o la luz del cuarto baño
o pintar la pajarera.
Cuando no es la chimenea,
el timbre de la cancel.
El domingo fui a comer
me hicieron rayar el queso
y yo no voy para eso
lo tenés que comprender.

Cuando dije de ir al cine
se descolgó tu familia
pegados como estampilla
por temor de que me arrime.
Y pagué pa' que se aviven
entrada, bombón, helados.
Y cuando estuvo apagado
en lugar de tu carita
le di un beso en la perita
al bombero jubilado.

Tu madre ya fue a mi empleo
a preguntar cuánto gano
y anduvo por todo el barrio
averiguando si juego,
si trasnocho, cuánto debo
vida, conducta, moral.
La cuestión es que al final
por culpa de tu mamita
hasta los pibes me gritan
salute novio oficial.

Tu padre, tu padre que fije fecha
tu tío que compre muebles
tu madre lunes y jueves
me muestra la ropa hecha,
tu hermano me tira flechas
disfrazado de Cupido
y me grita en el oído
la dirección del civil.
Ni que fuese perejil
para andar tan repetido.

Si este es el panorama
que me ofrecen de soltero
cuando me case me muero
de un síncope a la semana.
Así que abrí la ventana
que tu amorcito se vuela
que no es Teodoro Portela
quien te dará su apellido.
Y andá, andá a buscarte un marido
que aguante la parentela.

                                                      Héctor Gagliardi

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